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El futuro de la influencia

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El periódico ELPAÍS reflexiona sobre el futuro de los influencers y su relación con las marcas. La falta de credibilidad, la disparidad de métricas y la compra-venta de likes y comentarios han despertado todas las alarmas en el sector. Solo los buenos sobrevivirán… ¿o no?

¿Se acerca el final de la era ‘influencer’ tal y como la conocíamos?

Instagram continúa sus pruebas ocultando el número de ‘me gusta’ de las publicaciones hasta en siete países. Varios expertos reflexionan sobre cómo este cambio afectará a los usuarios y a un modelo de negocio construido a base de clicar el ‘corazón’ en plena crisis de credibilidad.

“El like ha desembocado en la unidad métrica de lo cool”, escribía Manuel Jabois en su columna Dime que te gusto, en El País. Símbolo de aprobación social, sumados en cientos y miles, han sido validados junto al número de seguidores como garantía de éxito comercial convirtiendo a los influencers en los niños mimados de la publicidad -el influencer marketing recaudó 1.300 millones de dólares en 2018 a nivel mundial y seguirá creciendo llegando a doblar esa cifra en 2020, según Statista-. Pero Instagram acaba de anunciar cambios en el modelo en que este se sustenta. Como ya hiciera hace unos meses en Canadá, la plataforma va a continuar probando en seis países más (Australia, Japón, Italia, Nueva Zelanda, Brasil e Irlanda) una nueva versión en la que los usuarios no ven qué cantidad de ‘corazones’ reciben las publicaciones de los demás, pero sí las suyas propias. 

La red social, que pertenece a Facebook, se ha visto especialmente cuestionada en los últimos tiempos. La facilidad con la que permite que se compren seguidores y ‘me gusta’ falsos –en España, uno de cada cinco likes es un bot, señalan desde la agencia de influencer marketing Human 2 Human-. Los escándalos de filtración de datos de Facebook. Y sus efectos negativos en la salud mental por el modelo aspiracional y comparativo bajo el que se perfila su uso, que han sido probados en diferentes estudios que la señalan como la red social más dañina a este respecto y con testimonios en primera persona de usuarios (cada vez más jóvenes) que deciden abandonarla, han mermado su popularidad. 

“Queremos que tus amigos se centren en las fotos y los vídeos que compartes, no en la cantidad de ‘me gusta’ que reciben”, justificaba Instagram oficialmente a través de Twitter. Mia Garlick, directora de políticas de privacidad de Facebook Australia y Nueva Zelanda, explicaba en un comunicado: “Esperamos que esta prueba elimine la presión sobre la cantidad de ‘me gusta’ que recibirá una publicación, para que así puedas concentrarte en compartir las cosas que te gustan”. Las preguntas llegados a este punto son inevitables: ¿De verdad conseguirá esta medida contribuir a una experiencia más saludable? ¿Es esa realmente la intención de la plataforma? Y, ¿cómo va a afectar esto a la figura (y al negocio) del influencer?

“Al ocultar la visibilidad pública del número likes se eliminan la comparación de estos y el efecto presión social”, cuenta a S Moda Berta Pinilla, psiquiatra y terapeuta del Grupo Doctor Oliveros. “Uno de los problemas observados en los usuarios de estas redes, sobretodo en los adolescentes, es la ansiedad por recibir un número de ‘me gusta’ que muestren un reconocimiento a modo de escaparate social, o la decepción cuando no sucede del modo esperado. Es indudable que las imágenes publicadas tienen mucho efecto sobre sus consumidores, pudiendo transmitir sensaciones o estilos de vida dentro de una publicidad más o menos velada, ya sea de una marca, persona o producto. Pero no debemos obviar la potencia que tiene el número de seguidores o likes de las publicaciones, que generan una especie de aval social y llaman a una opinión positiva de forma automática, simplemente por su popularidad”.

Para Mando Liussi, CEO de Incúbame y director de estrategia digital en Genetikomm, que analiza el movimiento de Instagram desde su experiencia y perspectiva como consultor de marketing digital, la desaparición del ‘me gusta’ está más ligada a “un cambio en el modelo de negocio de Instagram que a una preocupación por el bienestar. Lo que cambia al no mostrar el contador es supuestamente una mayor apuesta por el contenido. La realidad es que tanto los influencers como las empresas que los vayan a contratar van a tener acceso a esos datos de cantidad de likes, interacciones y conversión. Aunque el usuario no vea los likes ajenos sí va a tener la información de cómo está funcionando la publicación porque sí se siguen viendo los comentarios, lo que sigue indicando de alguna manera la reputación en lugar del like”. 

La devaluación del ‘me gusta’ 

El ‘me gusta’, a pesar de seguir siendo símbolo de estatus, no lo es de igual manera para millennials y centennials, ni a nivel comercial tiene el valor que hace unos años. Lo explica Luis Díaz, de la agencia de influencer marketing Human 2 Human. “Ya hace tres años que no se elige a los influencers por el número delikes. Se ha demostrado que es muy fácilmente manipulable y no tiene valor a la hora de trabajar, no nos revela ninguna información de utilidad. Tiene además diferentes significados. Los miembros de la generación Z lo dan como un ‘visto’, mientras que para los más mayores darlo sí tiene ese valor de premio. Las variables que ahora se tienen en cuenta al realizar una campaña coninfluencers son que estos tengan una comunidad que corresponda con el público objetivo del producto y que tengan un buen engagement rate (tasa de seguidores comprometidos)”. Díaz sí que cree que la visualización del ‘me gusta’ tiene ese efecto contagio: “El sentimiento de pertenencia, ese ‘si le gusta a tanta gente, yo también le voy a dar’, crea predisposición a dar un like”, pero defiende que sigue primando en ello el tipo de contenido y la afinidad del usuario con el influencer.

Contenidos más elaborados y transparencia publicitaria

No vemos el número de corazones, pero sí el contenido. Imágenes, Stories, vídeos… “Tiene que haber un sentido en ellos, un contexto de la publicidad que se hace”, explica a S Moda Ángela Villarejo, de la agencia de publicidad Socialmood. “Evidentemente, el usuario tiene que saber que es publicidad lo que está viendo, pero que esta esté bien metida, con lógica y no con calzador”. En Estados Unidos y en Reino Unido es obligatorio detallar si la publicación que se hace es un anuncio. Se advierte con etiquetas como ‘#ad’, #sponsored, #sponcon o con la aclaración de que la publicación está patrocinada a través de herramientas específicas de las que disponen las cuentas verificadas. En España, la Asociación Española de Anunciantes y Autocontrol están elaborando un código de conducta sobre el uso de influencers en la publicidad para regular específicamente la situación. Aunque, aplicando la normativa general de publicidad bajo la que ya se rige, también es obligatorio que la publicidad que se hace se identifique como tal, a pesar de que en el caso de los influencers, en muchas ocasiones, se está actuando al margen, como reflejaba Carlos del Castillo en su artículo Influencers: sin límites en la jungla de la publicidad encubiertaen El Diario.es.

“El hecho de que a partir de ahora además no aparezca el número de ‘me gusta’ va a llevar a que se elaboren mejor las publicaciones. Al no aparecer el likevisible para ‘corroborar’ la valía de la publicación, esto hará que la forma de trabajar se profesionalice más”, reflexiona Villarejo. “Lo resumiría en un, a partir de ahora, ya sí que no todo vale. Es algo de lo que han pecado mucho las marcas y el usuario esto lo ve y no le gusta”.

Burbuja influencer: la crisis de credibilidad

Solo un 4% de los usuarios de redes sociales creen que lo que publican los influencers en sus cuentas de Instagram es real, apunta el estudio global Wave X de UM. La saturación publicitaria de muchos de ellos y las tácticas para falsear sus logros, como la compra de ‘me gusta’ y seguidores mencionadas anteriormente, o las falsas colaboraciones, han contribuido a generar una crisis de credibilidad ante este modelo publicitario. Si has visto la última temporada de Paquita Salas (Netflix) sabrás reconocerlo fácilmente: el proyecto de influencer, en este caso Lidi (Lidia San José), coge el producto que tiene por casa, se hace una foto con él y etiqueta a la marca como si de una colaboración pactada se tratara. “Ponerles el caramelito en la boca”, que diría la ‘gurú’ del social media Noemí Argüelles (Yolanda Ramos), pero también engañar a tus seguidores y futuras marcas interesadas fingiendo estatus y credibilidad como influencer. Si no has visto la serie, este artículo de The Atlantic, escrito por Taylor Lorenz, también lo explica.

“¿Hay una burbuja? Sí, hay una burbuja en la que todo el mundo se dice influencer”, reconoce Mando Liussi. “En el 2.0 la gente opinaba gratuitamente y ahora hemos pasado a idolatrar a influencers como si fueran expertos. El mismo término me parece erróneo: tiene que ver con influencia, cambio de opinión. Y para que se de una voz de referencia en materia, ese alguien debería estar formado e interesado en crear contenido válido sobre este tema. Una persona popular, haciendo postureo con ropa no es alguien siendo crítico en la industria de la moda. Quedó claro con el caso de Arii, la influencer con 2,6 millones de seguidores que lanzó una colección de camisetas, sin ser habitualmente creadora de contenido en torno a la moda, y solo vendió 36”, expone. 

Tanto Mando como Luis Díaz coinciden en la inconveniencia de ocultar los ‘me gusta’ que, al final, es ocultar información. “Que no se vean puede puede llevar a un mayor número de compra de likes falsos. Ahora los influencers se cortan más porque colar 5.000 ‘me gusta’ que son bots en una publicación publicitaria es más evidente y la gente fácilmente va a decir que hay trampa. Si no se ven, nadie va a poder controlar si son falsos o no”, explica Díaz. “Instagram no va a enseñar los ‘me gusta’, pero esto no quita que más de un influencer haga captura de pantalla, que puede ser photoshopeada, con seguidores comprados… Esto va a seguir”, apunta Mando Liussi. “Puede ir en contra de todo el trabajo que está haciendo Instagram para evitar fraude y engaño en la red social”, asegura Díaz.

El influencer del futuro (no tan lejano)

Los tres expertos en marketing digital entrevistados coinciden en la necesidad de que el modelo gane en seriedad y de establecer unos indicadores de rendimiento efectivos que nada tienen que ver con la visibilidad de los ‘me gusta’. “Pasa por una fase de ideación, las marcas primero tienen que saber por qué es necesaria una colaboración con un influencer (no siempre lo es), esta tiene que estar justificada con unos indicadores concretos, no interesarse en colaborar solo porque tenga fotos cuquis o muchos seguidores y likesMás transparencia, ideación y justificación con objetivos reales y medibles de lo que se quiere conseguir con cada campaña”, resume Ángela Villarejo. 

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La economía de los influencers

la moda de los influencers

A pesar de la pérdida de credibilidad que han sufrido los últimos años, los llamados influencers siguen en la cresta de la ola. El marketing de influencers sigue recaudando muchos millones de euros y las marcas siguen apostando por ellos. Incluso, la formación para convertirse en uno de ellos empieza a ser habitual. Analiza la situación de los influencers, CAPITAL.

Los 100 millones de la moda “influencer” y sus riesgos

La moda de los influencers, personas con notoriedad en las redes sociales, no sólo ha llegado, sino que apunta a crecer desaforadamente en 2019. Según el último informe de una agencia especializada en este negocio, H2H, el marketing de influencers ya batió en 2018 un nuevo récord para la disciplina: 35 millones de euros invertidos en campañas, un 400% más que en 2017. El dinero se repartió entre belleza, con un 28% del total, seguido por moda, con un 23%, automoción, con un 11%, alimentación, con un 10%, y viajes, con un 9%. Para 2019 se calcula un volumen de negocio que superará los cien millones de euros en España.

“Las empresas buscan influencers para conectar con ese creciente público que está en las redes sociales. No es una cuestión de producto, sino de público objetivo”, explica a CAPITAL la experta en influencers y co-fundadora de Influencity, Clara Montesinos, “el impacto que dan los influencers es, al menos de momento, mucho más económico que el que puede ofrecer un spot o una estrella televisiva, y a la vez, mucho más inmediato. El influencer es una persona, no una valla publicitaria; por eso funciona tan bien, y da un impacto emocional basado en la confianza que depositamos en ellos. No estamos hablando de un famoso lejano, sino de una suerte de amigo virtual”.

El marketing de influencers ya batió en 2018 un nuevo récord para la disciplina: 35 millones de euros invertidos en campañas

Los influencers, en muchos casos, suelen ser personas jóvenes; a veces, sin una carrera universitaria, pero con una “inquietud” que han querido compartir en las redes, sabiendo además “detectar” tendencias en torno a esas inquietudes y labrándose así una comunidad de seguidores con los que suelen interactuar. “Muchos de los grandes influencers no querían serlo cuando empezaron… pero bueno. Hoy empieza a haber niños que quieren ser influencers desde pequeños”, explica Montesinos.

Tal es el boom social que, comenta esta experta, comienzan a germinar cursos y hasta másteres sobre cómo ser influencers, una materia que requiere “una gran educación. Es una disciplina especial. Ser influencer supone conocer sobre una materia, saber comunicarla en el lenguaje de las plataformas actuales, y tener mucha paciencia y sacrificio; la mayoría de los influencers ha estado años dedicándole tiempo antes de poder vivir de ello, y tienen que estar actualizándose permanentemente”, insiste la experta de Influencity.

Desde H2H, en cualquier caso, llaman a la cautela frente a este boom. “El marketing con influencers apenas ha alcanzado este año el 2% de la inversión total en marketing digital. Da una idea del enorme margen de desarrollo que aún tiene por delante”, apuntan.

En paralelo, advierten del creciente sobreprecio de la publicidad basada en influencers, al igual que lo hacen otros expertos en redes sociales y consultores de marketing digital. “Está claro que el negocio crece, pero hay estrategias que se están quedando en la superficie mientras el gasto sigue creciendo”, sostiene el consultor de marketing digital, Daniel Marote, sobre los riesgos de una posible burbuja.

El riesgo, según él, gira en torno a cómo las marcas analizan los dos principales ejes hasta ahora de las tarifas de los influencers: su número de seguidores y, en menor medida de momento, el número de interacciones que generan. 2Comprar seguidores o likes se ha convertido en una práctica habitual, con resultados muy negativos para el conjunto del sector: de los 35 millones de euros invertidos en 2018, 12 millones han sido desperdiciados por los anunciantes”, informan desde H2H. “Una de cada dos campañas es una estafa; uno de cada cuatro seguidores de un influencer es falso, y uno de cada cinco likes es comprado… lo que permite afirmar que el nivel de engagement, dato que marcas y agencias consideran determinante a la hora de elegir los influencers con los que colaborar, es fácilmente manipulable y en muy pocas ocasiones coincide con el real”.

En resumen, según la agencia especializada, el 27% de los influencers en España no tiene ningún valor comercial para las marcas. “De los 350 perfiles analizados, 184 superan el 25% de fraude. Sus cifras de audiencia están manipuladas, lo que arroja un dato revelador: en una de cada dos campañas con influencers, las marcas están siendo víctimas de un engaño”, concluye el consejero delegado de H2H, Luis Díaz.

“Se está tirando mucho dinero en influencers con seguidores dudosos, sin ningún control sobre la veracidad de los mismos. Hay un riesgo importante de burbuja”, alerta igualmente el experto en redes sociales, Amel Fernández. “Cada vez más usuarios se han ido dando cuenta de que pueden fingir comunidad, de que pueden comprar usuarios y likes a un precio muy asequible. Por 30 dólares pueden conseguir 5.000 usuarios, y ahora encima es posible comprar los likes. Así es más difícil detectar el fraude, ya que las herramientas que hay para detectarlo solo analizan usuarios y en función de un nivel de probabilidad”, explica Marote.

Los expertos afirman que aproximadamente el 27% de los influencers en España no tiene ningún valor comercial para las marcas

“La mayor parte de la tarifa, quizá un 60%, se mide actualmente por el número de seguidores. El segundo factor son las interacciones. Hay que tener cuidado porque ambas se pueden inflar hoy con bots. Hay casos de influencers hechos en un 100% de bots, y hay algunas agencias de publicidad que son cómplices”, insiste Marote. Aun así, asegura que las empresas “están empezando a tomar conciencia de estos riesgos”. Recuerda que “no hay métricas todavía para valorar objetivamente todo el retorno, aunque está claro que hay muchas más cosas que tener en cuenta más allá del número de seguidores”.

Las tarifas de los influencers varían según la plataforma: las más caras son las de los influencers en Youtube –la que más dinero mueve–. Instagram es la plataforma que más crece, en medio del declive de Twitter y Facebook. Según estima Marote, las tarifas son muy “elásticas” y varían entre los 100 y los 500 euros por foto de Instagram y/o campaña en Youtube para aquellos con entre 5.000 y 15.000 seguidores; entre 500 y 2.000 para aquellos con entre 15.000 y los 100.000 seguidores. A partir de ahí, “las cifras bailan”. y pueden alcanzar los millones.

“A veces se pagan auténticas barbaridades que para mí no justifican ni de broma la inversión”, dice Marote a CAPITAL. “Yo he sido testigo de un caso en el que se pagaron 80.000 euros por una foto de un influencer que estaba lejos de tener un retorno razonable. A veces se gasta mucho y mal por la ignorancia que todavía existe de las reglas del marketing digital, aunque conozco casos de directores de empresas que pagaban millonadas solo por la ilusión que les hacía contar con cierto influencer“, asegura este consultor.

Tanto este experto como Fernández coinciden en que las marcas deben prestar más atención a la interacción real de los influencers y el grado/tipo de ‘involucración’ o engagement de sus seguidores con ellos. “Es casi imposible medir la influencia del influencer de forma acabadamente objetiva, pero sí cabe decir que es más importante la interacción real, esto es, los ‘compartidos’, que las meras impresiones”, dice Marote. “Nosotros no trabajamos solo por followers o me gusta. La medición de impacto es bastante más compleja que eso. El alcance real de la publicación, que no necesariamente coincide con el número de seguidores, es muy importante”, señala Fernández.

Las marcas deben prestar más atención a la interacción real de los influencers y el grado de engagement de sus seguidores con ellos

“La realidad es que la mayoría de marcas y agencias sigue diseñando sus campañas de marketing con influencers teniendo en cuenta solamente el número de seguidores y likes, dos variables que pueden ser fácilmente manipuladas”, alertan desde H2H. “No lo decimos solo nosotros. Según Google Trends, las búsquedas relacionadas con la compra de seguidores y likes se han multiplicado por cuatro en España en los últimos 12 meses. Cada vez es más fácil y más barato hacerlo; el engagement ya no significa nada”, apunta por su parte Díaz.

En clave de consejo, expertos como Fernández o Marote consideran las promociones de descuentos en la compra de productos a través del influencer como una manera objetiva buena de medir el impacto. Paralelamente, la agencia de publicidad M&C Saatchi ha visto como positiva la creciente apuesta de las marcas por los llamados microinfluencers, esto es, los que tienen menos de 50.000 seguidores y que suelen estar especializados en sectores ultraespecíficos. Desde H2H, de hecho, corroboran que “crece el peso de los microinfluencers. Este tipo de perfiles, con comunidades no muy numerosas y un elevado poder prescriptor, se ha convertido en fundamental para marcas y anunciantes. Alrededor de ellos han aparecido dos grupos satélites, los nanos y los social micros, que serán protagonistas en 2019″.

“En esas microcomunidades es más posible que el influencer interactúe directamente con cada uno de sus seguidores, lo que incrementa las posibilidades de que el seguidor se interese por ese producto”, apunta Marote, en la misma línea de lo que han dicho desde M&C Saatchi: “Hay casos en los que puede compensar más apostar por ellos que gastar millonadas por una estrella como un jugador de fútbol que, si bien está en Instagram, probablemente nunca conteste a un seguidor”. 

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Instagram elimina la actividad falsa

Cambios en instagram

Mucho se ha hablado de la “burbuja” de los influencers. ¿Son realmente útiles para una marca? ¿Inflan sus seguidores? En un espacio en el que hay millones de perfiles en Instagram casi idénticas, la diferenciación de las marcas se hace cad vez más complicado. Esto, sumado al hecho de que los usuarios son conocedores de los precios y patrocinios, implica una pérdida de credibilidad que influye también en la política de Instagram. Se avecinan cambios como explica ABC.

 

El «postureo» y las grandes cifras en Instagram tienen los días contados: y las marcas lo saben

Instagram, propiedad de Facebook, anunció la semana pasada un cambio: ha empezado a eliminar los «Me Gusta», seguidores y comentarios falsos de los perfiles que utilizan aplicaciones de terceros para incrementar su popularidad. La «actividad no auténtica», dijo la compañía, es mala para la comunidad, así como las «apps» que «hacen crecer de forma artificial la audiencia». En definitiva, «inflar» las cifras de seguidores o comentarios parecen tener los días contados.

«Hasta que no se implemente, no sabemos si será una medida efectiva o es sólo una estrategia por parte de Facebook para limpiar su imagen, ya que hay muchas críticas sobre la compra de seguidores falsos», apunta Ismael El-Qudsi, director general de la una agencia de marketing digital Internet Republica. Toca esperar aún y comprobar si realmente la compañía es capaz de detectar la totalidad de interacciones falsas. Facebook lleva un año luchando contra las «fake news» y el propio Mark Zuckerberg ha reconocido que se trata de campañas de desinformación constantes, que evolucionan con el tiempo y son casi imposible de erradicar.

«Hasta que no se implemente, no sabemos si será una medida efectiva o es sólo una estrategia por parte de Facebook para limpiar su imagen, ya que hay muchas críticas sobre la compra de seguidores falsos»

Pero Instagram ha puesto, al menos, las cartas sobre la mesa. «Si se lleva a cabo tal y como pretende la plataforma, creo que será una medida efectiva porque se trata de hacer de las redes sociales un espacio más transparente y veraz», apunta Ainhoa Muguerza, PR & Communications Manager Divimove, empresa de creación de estrategias de vídeo online e influencer marketing. De hecho, Divimove gestiona la carrera de más de 900 «influencers» y estos se verán, sin duda, afectados por la nueva medida.

«Estamos acostumbrados a las grandes cifras y al ‘postureo’pero esta tendencia dista mucho de la realidad», asegura Muguerza, que apoya la medida de Instagram «por cambiar un contexto en el que la popularidad se mide a golpe de ‘follow’». Para la experta, «la compra de seguidores desvirtúa la verdadera popularidad de los ‘influencers’ que apuestan por esta medida. Cuando un ‘influencer’ colabora con una marca, lo más importante es que se cumplan los objetivos del anunciante en términos de imagen o venta. Si la mitad de los seguidores son falsos será muy complicado alcanzarlos y muy probablemente la marca deje de colaborar con él», asegura.

Un nuevo marco más real

Según el « Estudio sobre Marketing de Influencers en España, 2018», elaborado por BrandManic, el 56,5% de las marcas españolas encarga sus campañas con «influencers» a agencias especializadas con el objetivo principal de captar de nuevas audiencias. Se trata de una acción publicitaria por la que, a cambio, se paga a los «influencers». Y esta es la clave por la que la publicidad encubierta ha inundado la red social a pesar de que la Ley General de la Publicidad es muy clara y prohibe la publicidad engañosa. Los «influencers» tienen que advertir siempre en sus publicaciones el término de «#Ad», «Ad» o «Patrocinados», como también indica Instagram en sus políticas de uso.

Ahora, los «influencers» se enfrenta a un nuevo problema: la estrategia de comprar seguidores para falsear sus cifras ya no vale. «Afectará a todos, y lo normal por el volumen de seguidores, es que los más grandes sean los más afectados y los que notarán un mayor descenso en su número de seguidores», señala Ismael El-Qudsi. «Hay que hacer hincapié en que los microinfluencers (cualquiera de nosotros que tenga menos de 10.000 seguidores) realmente no tienen seguidores, sino amigos, y estos suelen ser reales», puntualiza.

Para Muguerza, la nueva medida de Instagram «debería tener un efecto positivo porque su trabajo depende de cifras reales, no de humo», al mismo tiempo que también tendrá repercusiones para las marcas en el sentido de que «ayudará a elegir mejor a los ‘influencers’ que sean populares de verdad y no a los que acumulen ‘bots’ o falsos seguidores. Esto ahorrará tiempo, dinero y quebraderos de cabeza cuando una campaña no sale como se esperaba».

«Las marcas -opina el funador de Internet Republica- ya se están dando cuenta de que no necesariamente influencia más alguien con más seguidores, sobre todo si esos seguidores son falsos, así que llevan un tiempo usando otras métricas como el ‘engagement‘ o las reacciones que provoca un ‘influencer’». El experto recuerda que este sector es aún «muy inmaduro» y la muestra es que las firmas «sólo se guiaban por el número» de seguidores de los «influencers». «Según se vaya profesionalizando, las marcas verán que no siempre tener más audiencia significa tener más influencia», concluye.

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Facebook pierde alcance y marcas

zara addiction

Al principio las redes sociales supusieron un antes y un después en cómo las marcas se mostraban así mismas y a sus productos. Tras casi 15 años con Facebook y sus adaptaciones de algoritmos, las publicaciones parecen haber perdido alcance. En consecuencia, muchos usuarios han optado por Instagram y empresas como Zara han sabido estar presentes en este canal con enorme éxito tal y como explica Merca2. No te pierdas las tendencias en comunicación para este año.

Zara engorda en Instagram mientras adelgaza en Facebook

Mientras que el número de seguidores de Zara en Facebook se va desinflando de manera paulatina (ha caído un 1% en el último trimestre), de la misma manera está engordando el número de seguidores en Instagram (ha crecido un 24%). Es más, ya se ha producido un auténtico sorpasso, algo impensable hace tan solo un año.

Los datos que corroboran este adelantamiento están ahí: los seguidores de Zara en Facebook son 26,7 millones, mientras que en Instagram la cifra supera los 28,8 millones (dos millones de diferencia). Lo que también está subiendo es el número de usuarios que envían sus looks con prendas de Zara a Instagram, concretamente a lo que se conoce como Zara Addiction: en concreto, ya son más de 604.000.

“Las decisiones de cada cliente impulsan la creatividad de los diseñadores de las diferentes marcas del Grupo Inditex, dado que influyen permanentemente, día a día, en nuestras propuestas de moda”, señalan de la enseña fundada por Amancio Ortega. Por tanto, cada vez son más los usuarios de las redes sociales que piensan que a través de Instagram pueden intervenir en las futuras colecciones de Zara.

La caída de la visibilidad en los post de Facebook ahuyentó primero a las pequeñas empresas del sector

“Las redes sociales permiten una de las formas de contacto más directas y sinceras posibles con nuestros clientes. Gracias a las redes, quienes voluntariamente se interesen por las últimas tendencias o quieran resolver dudas sobre una determinada colección pueden estar informados en tiempo real, y mantener así una relación fluida, individualizada, estrecha, constante y dinámica”, añaden.

Según la Asociación Empresarial de Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), cuando habla de las cinco tendencias que veremos en retail de moda en 2019, una de ellas está relacionada con este fenómeno. “Si en 2018 Mark Zuckerberg y su equipo se focalizaron en aumentar la interacción de los usuarios de Facebook dentro de la red social, en 2019 la batalla pasará por evitar la pérdida de usuarios activos”.

ZARA NO ES LA ÚNICA

La pregunta es por qué se está produciendo este adelantamiento de Instagram a Facebook al más puro estilo Marc Márquez. “Los cambios de algoritmo expulsaron primero a las pequeñas empresas que vieron cómo la visibilidad de sus posts caía en picado. En 2019 serán las grandes compañías las que reducirán sus presupuestos de marketing en Facebook como resultado de la ‘huída’ masiva de usuarios de la red social”, señalan en Acotex.

Zara no es la única firma del sector que está viviendo este fenómeno. Otro caso parecido tiene como protagonista a uno de sus más directos competidores: Primark. En España, Primark tiene en Facebook 5,6 millones de seguidores, y en Instagram la cifra supera los 6,3 millones. En otro de los gigantes, H&M, todavía no se ha llevado a cabo el adelantamiento (35,5 millones en Facebook frente a los 27,4 millones en Instagram), pero las cifras se van acercando a buen ritmo. Lo mismo sucede en Mango.

“Mientras que Instagram parece ser el destino de los usuarios más jóvenes, la caída de Facebook representa una oportunidad para las nuevas redes que puedan captar la atención de los consumidores”, indican en Acotex.

De cara a 2019, la asociación también destaca que cobrarán especial importancia las estrategias de Customer Relationship Management (CRM). “Quien sea capaz de personalizar las ofertas de acuerdo a cada consumidor, reconociéndole cuando interactúe con la marca en redes sociales, en la tienda online, o en los puntos de venta offline experimentará un aumento de la recurrencia de compra, en la cesta media, y en la recomendación de los actuales clientes a los potenciales”, afirman. Zara, con su tienda en Corso Vittorio Enmanuele, de Milán, es un buen ejemplo.

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